Me gusta que salgan palabras de mí.
Es una sensación hormigueante.
Sé que yo no soy su dueña.
Aparecen en turba,
se ponen a hacer ruido
y tengo que dejarlas salir
de inmediato.
No es que yo sea una mística.
Simplemente pienso
que un espíritu me posee.
¡Le entran unos arrebatos!
Entonces, las palabras
empiezan a brotar de mí.
Y eso es un don.
A veces, es un parto difícil.
Hay que animar a las palabras
a escalar a las alturas del papel
con esfuerzo y disciplina.
Con todo, yo estoy encantada.
Escribir es un arte,
y yo me siento orgullosa.
¡Qué bello, Juan! Por fin volvió tu pluma por acá...
ResponderEliminarAbrazo grande.
Gracias. Tu comentario me pone contento. Otro abrazo muy grande para ti.
ResponderEliminar¡Qué bueno volver a leerte, Juan! Gracias por este poema.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias también a ti, Ana. Qué gusto contar con buenos amigos. Una sonrisa.
ResponderEliminar...palabras que vienen bien, Juan...
ResponderEliminarAbrazo y sonrisas...