lunes, 26 de agosto de 2013
Había una vez
Había una vez un hombre enamorado.
Sabía que la fortuna
le había concedido una nueva vida
y sentía la felicidad de comenzar de nuevo.
Sin embargo el amor significa riesgo y aventura.
Él conocía las advertencias de los viejos poetas
que sufrieron el potro del tormento
encadenados en la cárcel del amor.
Así que fue al lago del olvido
a donde los recuerdos van a morir
y se hundió en él alegremente.
Al salir había olvidado su vida anterior
y se sintió alborozado,
apremiado por las flores del verano,
por la sonrisa del sol
y por la paz que ascendía de las profundidades de la tierra.
Así empezó su nueva vida.
Y junto al río del tiempo,
el dios del amor
le hizo un gesto de bienvenida.
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Te acompaño como lector, como amigo...La reunión del sábado resultó, una vez más, mágica y bella...SALUDOS.
ResponderEliminarQuerido Gustavo, gracias.
ResponderEliminarCuánto me alegro de que la reunión fuera tan bella. La poesía siempre contribuye.
Un abrazo y una sonrisa.
¡Precioso! Noto que te estás volcando a un lenguaje más metafórico, más sutil. ¡Me encanta!
ResponderEliminarAbrazos.
Algo me ha pasado, poéticamente hablando. He sufrido una transformación, una evolución.
ResponderEliminarGracias, amiga.
Una sonrisa.