Las calles de la madurez
son rectas y ordenadas.
El servicio de limpieza
pasa diariamente
y lucen un aspecto agradable.
Las ordenanzas se cumplen
escrupulosamente
y da gusto pasear por ellas
asomándote a los escaparates
de sus tiendas.
Son calles anchas, seguras
y su trazado
supera ampliamente
las revueltas y estrecheces
de las calles de la juventud.
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