martes, 7 de agosto de 2018

Mundo interior


Me lanzo confiado a mi mundo interior,
a la serenidad del agua clara
de la conciencia de ser.
Mi pecho alegre
inhala y expele un poco de aire
en suave renovarse,
los ojos cerrados
para que mi mirada se disuelva
por completo por lo recién abierto
en lo denso y profundo de mi mundo interior.
Mi cuerpo, pura arcilla,
me regala oleadas de ondas
que ascienden hasta mi cabeza
como pájaros que regresan al nido.
Ahí surge la idea, un presentimiento,
de no estar separado
de la tranquilidad y la levedad
de las cosas plenas
de la vida plena
y, ¡oh contradicción!
siento el vacío
delicado, protector, hermoso.

Descanso de mi propia imagen
y celebro el silencio
la simple quietud,
mi espíritu que se revela
y se mezcla
en el espacio puro
de mi mundo interior.

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