martes, 20 de julio de 2010
Madrugada
Me despierto.
Son las cuatro de la madrugada.
A esta hora, mi mente
decide ponerse a funcionar.
Intento reconciliar el sueño,
pero últimamente
las reconciliaciones
no se me dan muy bien.
Me levanto
y miro por la ventana.
Está lloviendo
y me desilusiona no encontrar
la luna de las cuatro de la madrugada.
Recuerdo a mi padre
y me siento triste
pensando en su muerte.
Fue hace muchos años
pero me siento inmensamente triste
como si hubiese muerto
esta madrugada.
Qué enloquecedoramente triste
fue verlo morir.
Dame la mano, me decía,
ayúdame, Juan Carlos,
ayúdame a levantarme.
Papaíto,
no puedes levantarte,
has sufrido un derrame cerebral.
Pero él sólo repetía
una y otra vez,
ayúdame, Juan Carlos,
¡ayúdame!
tengo que levantarme.
Y yo no podía ayudarlo.
No podía,
no podía,
no podía…
Murió esa madrugada,
sin poder decirme adiós,
o sé feliz,
o yo también te quiero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me has dejado temblando.....
ResponderEliminarHe tenido que contener las lágrimas. Un abrazo fraterno, tras un poema que une a los humanos con sentimientos nobles. Tu recuerdo, tu poema, nos hace pensar. De la madrugada, de aquel desenlace, a este presente; del ayer a tu cotidiana manera de ser, de escribir, de darte al otro...Buena vida y paz.
ResponderEliminarDespues de leerte hoy confieso Juan Carlos que me siento con una enorme sensacion de vacio, esa sensacion de querer dar un abrazo un lo siento susurrado de los labios y no poder hacerlo, carambas que sentidas fueron las letras de hoy, excelente escrito mi amigo lleno de sentimiento humos de copal y mis ojos compartiendo econtigo el sabor de las lagrimas.
ResponderEliminarUn beso. No sabes que hoy mil besos y una sonrisa.
Gracias Gustavo y Benhumea, por vuestras palabras.
ResponderEliminarEste poema no lo he escrito recientemente. Lo escribí hace unos meses y está publicado en mi libro "Regreso".
Pero me acrodé de él después de leer tu último post, Gustavo, el que hablaba de la luna, y me hizo pensar en el haiku de Basho que tenía también en la cabeza cuando escribía el poema.
De todas formas, me emociona ver que a vosotros os ha emocionado.
Un abrazo y una sonrisa para ambos.
Me ha emocionado y mucho. Juan: te estrecharía en vardad, máxime hoy que en la Argentina es el Día del Amigo, como si lo fuéramos de siempre. Un calido abrazo parte hacia España, dirigido a tí. Yo, saldré un rato con mi hija. Veremos "Eclipse".
ResponderEliminaruff... con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta...
ResponderEliminar...A veces los ¡Yo tambien te quiero! se dicen sin palabras, con una mano basta. Estoy segura de que él te lo dijo así, y de que tu mano en la suya fue realmente la ayuda que él necesitaba en ese momento.
Un abrazo, enorme.
Se van y no podemos hacer más que estar a su lado, cogerle la mano, acariciarle la cara y darle un beso en la frente.
ResponderEliminarNo hace falta que hablen, que articulen palabra, ni siquiera que te miren.
Sus sentimientos están vivos en ellos, sólo con tu presencia, incluso sin ella.
Precioso. un biquiño
Gracias Jasonia y Carmela por vuestros emotivos comentarios.
ResponderEliminarBesos y una sonrisa.
Bueno.. yo también me quedo sin palabras ante una confesión tan íntima. Espero que los buenos recuerdos sustituyan a los sentimientos amargos, porque las personas que queremos siguen viviendo en nuestros corazones, cada vez que las recordamos.
ResponderEliminarMuchos besos y ánimo!
Así es, Mar, las personas que queremos siguen viviendo en nuestros corazones.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Los recuerdos escritos de esta manera llegan y tocan las fibras del corazón, es muy cierto mientras se recuerde a la persona amada alli estará viva y cuando se le olvide recién morirá... un buen destilar de versos... un abrazo hasta alli Juan Carlos Amigo.
ResponderEliminarJuan José