Nuestro último desayuno en Croacia en la terraza del hotel, frente al mar Adriático.
Antes de marcharnos de Pula, compramos un enorme queso de la isla de Pag, cuatro botellas de vino istrio, dos blancos y dos tintos, seis cervezas de medio litro Karlovacko y una botellita de aceite también de Istria. Queremos que el sabor de Croacia, nos acompañe un tiempo, después del regreso.
Atravesamos la penínusla de Istria. Jezabel conduce en silencio. Estamos un poco tristes, a punto de abandonar Croacia.
Éste ha sido un hermoso viaje. Le guardaré siempre mucho cariño. Gracias Croacia. Gracias vida por este nuevo regalo. Gracias Jezabel, amor mío.
El último lugar de inspiración
es una tierra de viñas y olivos:
Istria, epílogo de Croacia.
Atravesamos la península
en el viaje de la vida.
No podemos detenernos.
La vida continúa.
Montados en el vehículo
de la poesía,
lentamente,
salimos de Croacia.
Fin de viaje.
Dubrovnik,
Split,
Zagreb...
Conservaremos en la memoria
el recuerdo
de sus calles,
sus islas,
su mar,
su luz.
Croacia,
la deseada
por todos los pueblos
a lo largo de la Historia,
conquistadora
para siempre,
de nuestro amor.
Estuvisteis en Rovijn, me gustó más que Pula. No sé, Pula lo encontré artificial...
ResponderEliminarCroacia deja huella, hay tanta belleza que consigue arrancar la poesía que llevamos dentro y gacer nuestros propios versos de vida. Es un viaje maravilloso a la intensidad de los colores, olores y sabores. Pura magia para los sentidos uqe intensifican nuestros sentimientos.
Un abrazo enorme para los dos!!
Así es, Chris, "pura magia para los sentidos".
ResponderEliminarNo estuvimos en Rovinj. Una pena, seguro. Respecto a Pula, nuestra primera impresión fue bastante decepcionante. Subimos al castillo en lo alto de la colina que domina la ciudad y no nos gustó nada. Bajábamos un tanto decepcionados, y pensando que quizá no deberíamos haber ido a Pula, que después de tanta maravilla nos ibamos a quedar con mal sabor de boca. Pero finalmente dimos con el casco antiguo, con la plaza del antiguo foro, y con una vinacoteca, que nos alegró la noche. Y terminamos llevándonos un excelente recuerdo de la ciudad.
Otro abrazo y una gran sonrisa.
Unos días en cama, me distanciaron de "casi todo", Juan. El fin de vuestro viaje me devolvió frescura y ganas de disfrutar del sol. Un abrazo.
ResponderEliminarTus descripciones son tan frescas y emotivas con contagian: entusiasmo, sabores, tristezas, nostalgias, amor. Miguel y yo haremos pronto un pequeño viaje a Salta y Jujuy, que son dos provincias muy bellas del norte argentino. Tus palabras me inspiran ya y me predisponen de antemano para la entrega al paisaje y para el disfrute. Gracias.
ResponderEliminarAbrazos.