lunes, 24 de agosto de 2015
Autocrítica
Es verdad.
Es imposible escribir una palabra
sin riesgo a la autocrítica.
Mis poemas nunca alcanzan la maestría.
Toda mi vida he alimentado el fuego
con mis propios versos.
Y lo seguiré haciendo.
El freno es creer que lo que escribo
quedará para siempre
a la vista de futuras generaciones,
que por curiosidad,
ojearán mis versos,
y, aunque ya no pueda oírlas,
me dolerán sus risas implacables.
Soy mi propio enemigo:
siempre estoy pensando
en todas las formas
en que voy a ser condenado.
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