domingo, 12 de septiembre de 2010
Zadar
Paseo por el casco antiguo de zadar. Mercadillo.
Cena en una terraza junto al muelle. Pececillos fritos y arroz negro con sepia. Todo muy rico.
Paseo nocturno. Hago muchas fotos junto a la estatua de bronce de un viejo con una caracola. Exposiciones largas, mientras la gente posa junto a la estatua para hacer sus propias fotos. Vienen y se van mientras el obturador está abierto. Fotos curiosas. En agunas, efecto fantasmal.
El viejo contempla, triste, su caracola. La gente sonrie alegre mientras posa para la fotografía, sin importarle su tristeza. Quizá piense en su infancia, cuando escuchaba el ulular del mar acercándose una caracola al oído. Ya nunca podrá volver a ser ese niño inocente. Melancolía.
Es tarde. Nos marchamos. El viejo de la mirada fija en una caracola se queda con sus recuerdos.
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Vaya... esa es una de esas imagenes de las que se puede afirmar que dice mas que mil palabras, la descripcion es perfecta... que hara? en que pensara dentre de la corteza cerebral de cobre? crees que entre los sentimientos de cobre exista la melancolia? quizas tengo otro nombre pero esa expresion... ese cuerpo enjuto de mirada perdida...mmmm lo dice todo.
ResponderEliminarUn beso. Te leo.
Nosotras tuvimos una noche romántica en Zádar aunque casi sin querer. Llegamos de noche y agotadas a Zádar y tuvimos que buscar hotel. Encontramos en la zona de playa y ya nos quedamos allí.
ResponderEliminarParece que hubierais visto una Croacia completamente distinta a la nuestra. Y está genial tener otras visiones de los mismos lugares...
Un abrazo y mil sonrisas!!
Chris, nosotros desistimos de buscar hotel en Zadar. Lo intentamos, pero imposible. Nos desentendimos, hasta muy tarde. cuando nos cansamos de pasear, nos fuimos a un camping de las afueras. Total, para pasar la noche...
ResponderEliminarDe todas formas, supongo que debe haber tantas Croacias como turistas.
Croacia es plurisignificativa, como las grandes obras literarias.
Besos y sonrisas para ti también.
Benhumea, gracias por seguirme.
ResponderEliminarLas obras de arte transmiten emociones. El viejo de bronce era pura melancolía.
Una sonrisa.
Porqué no se la pegaron en la oreja eh eh eh?
ResponderEliminarMe transmite melancolía...
Yo regalé un día una caracola... espero no la miren y si escuchen su sonido :)
Un biquiño muy grande
He encontrado esta web y he pensado que quizá te gustaría
ResponderEliminarhttp://viajaresunreflejodelplacer.blogspot.es/1199301660/
Besos!!
Tiene buenas fotos, Chris.
ResponderEliminarLa miraré más despacio.
Gracias.
Gracias a ti también Carmela.
Besos y sonrisas para ambas.
QUÉ MAGNESTISMO EL DE LAS CARACOLAS, JUAN. ES VERDAD, FOTOS FANTASMALES Y UNA PRECISA MIRADA TUYA SOBRE LO QUE EL ANCIANO RECORDARIA. ABRAZO. EXCELENTE SEMANA.
ResponderEliminarFeliz semana para ti también, Gustavo.
ResponderEliminarY un fuerte abrazo.