domingo, 28 de noviembre de 2010

El sueño



Al despertar esta mañana
he sentido vergüenza
por ser hombre.
Durante la noche,
en sueños,
he visitado una tierra muy pobre
pero hospitalaria.
Como regalo de bienvenida
me ofrecían mujeres.
Primero, mujeres extranjeras
muy hermosas.
Yo rechazaba el ofrecimiento.
Después, jóvenes púberes
que volví a rechazar.
Por último, no sabiendo ya
cómo complacerme,
me ofrecieron sus propias mujeres.
Al despertar y recordar lo soñado,
he sentido vergüenza.

Tratadas como objetos,
utilizadas como mercancías,
como botín de guerra,
casadas a la fuerza,
esclavizadas,
menospreciadas como a seres inferiores,
golpeadas,
violadas,
prostituidas,
asesinadas cruelmente…
Por los siglos de los siglos
sometidas a los hombres.
He pensado en las mujeres
y he sentido vergüenza de ser hombre.

Ahora, despierto,
sueño un mundo distinto
donde los hombres
no seremos nunca más
el infierno de las mujeres.

4 comentarios:

  1. Precioso por sentido, por sincero, por generoso, por bien escrito, en esta semana para mí señalada, por esa fecha señalada del 25 de noviembre, el día contra la violencia de género. Tendría que ser así 365 al año. Contra cualquier tipo de violencia.
    Dejé yo también dos entradas al respecto el jueves y el viernes. Es un tema que me preocupa muchísimo.
    Un abrazo. No tengas vergüenza de ser hombre. Ya, ya sé que era una manera de decir, en tu poema. Pero es que también hay hombres que saben valorarnos como iguales. Y, al revés, hay mujeres que no saben valorar a un hombre como igual.
    Un abrazo sentido

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  2. No sé si es sólo una forma de hablar. A menudo, escuchando las tragedias de tantas mujeres, siento vergüenza de ser hombre. Lo siento realmente.

    Gracias por tu comentario, Mar.

    Un abrazo y una sonrisa.

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  3. Eres de una madera especia, Juan. Con o sin verguenza de género, te animas a decir lo que no debe silenciarse. Aquí, en Argentina, pasa lo mismo; pero algunas cosas van cambiando. HAY QUE DECIRLO CLARAMENTE: NO A LA VIOLENCIA, NO AL MALTRATO DE LA MUJER. Tú, Juan (que intuyo estás un poquito mejor de la vista), le aportas poesía. Además, en cada clase, expresarás estas ideas y EDUCARAS en ese sentido. Eres un hombre y más: un ser que no subestima al otro u otra. ERES HUMANO. Recuérdalo: cuando a Einstein le preguntaron sobre su origen, dijo HUMANO. Sobre nosotros, deberíamos decir eso: hombres o mujeres, HUMANOS. CARIÑOS.

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  4. Gracias por estas palabras y te las doy como mujer.
    La verdad se te retuercen las tripas con todo lo que tan bien has narrado. La cruda realidad.
    Un biquiño.

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