sábado, 27 de abril de 2013

Amapola


Soy hermosa.
Los rayos del sol
y las gotas de agua
que caen del cielo
son generosos conmigo.
La tierra, con los brazos abiertos,
me proporciona todo lo necesario.

Antes era tímida.
Me comparaba
con las rosas rojas
que tienen muchos más pétalos,
un tallo fuerte con espinas
y sobre todo,
que huelen tan bien.
Me parecían tan atractivas…
A su lado,
yo tenía tan poca gracia…
¡Qué estúpida era!

Soy hermosa.
Saberlo me da alegría.
No me cambio por una rosa
ni por un árbol,
ni por todo un bosque,
ni por un pájaro.
Me gusta ser
una humilde amapola
y que las abejas
y las hormigas
y los niños
me amen
tal como soy.

miércoles, 24 de abril de 2013

Niños


“Porque la vida pone su casa en el pasado”
Felipe Benítez Reyes


Como todos los niños
jugábamos.
En la calle,
en el parque,
en su casa o en la mía,
en el salón o en la habitación,
en el suelo o en la mesa,
en el sofá o encima de la cama,
jugábamos.
Desafiándonos:
a que no me ganas…
a que no te atreves…
a que no me sigues…
Fugándonos
a la mínima oportunidad
del control de los adultos,
ese mundo de locos…
Escondiéndonos
para que no nos encontraran.
Jugábamos.
Como todos los niños.
Disfrutando
de la maravillosa e inocente
amistad.

domingo, 21 de abril de 2013

Un consejo



Para volverte loco
utiliza la poesía.
Para llenarte cuando estés vacío
utiliza la poesía.
Para ser humilde, para ser generoso
utiliza la poesía.
Para expresar lo que sale de ti,
para soñar
utiliza la poesía.
Para suicidarte y para no suicidarte,
para huir de lo que tu padre y tu madre
esperan de ti,
para buscar a Dios aunque estés seguro
de que no existe
utiliza la poesía.
Para conocer la verdad sobre ti mismo
utiliza la poesía.
Para pensar en la muerte
y para no pensar en la muerte
utiliza la poesía.
Para trepar al árbol familiar,
para limpiar tu conciencia,
para escapar de donde quiera que estés
encerrado
utiliza la poesía.
Para que te amen y para que te odien,
para curar tus heridas,
para golpear con firmeza
utiliza la poesía.
Para despertar a la vida y de la muerte
utiliza la poesía.

miércoles, 10 de abril de 2013

Poesía de oído

Me tapo los oídos con las manos
para oír mejor.
Se apagan las conversaciones cercanas,
el sonido de los automóviles,
el viento, la lluvia…

Un momento de silencio.

Enseguida llega el sonido de mi pulso.
Después, de improviso,
el rugido de mis tripas.
Tengo hambre.
Trago saliva
y resuena un gorgoteo de fluidos.
Oigo el sonido de mi respiración.
Me recuerda el rumor de las olas.

Vacilo un poco
cuando caigo en la cuenta
de que mi pensamiento
es como una voz que suena
dentro de mi cabeza.
Me oigo reír.
Soy feliz en mi mundo interior.