Mi primer libro
es un libro robado.
Ayer, mientras ordenaba
la biblioteca,
pasó por mis manos
y al abrirlo
una vez más
volví a leer la dedicatoria
que mi madre
escribió hace tanto tiempo:
“A José Luis, con cariño,
para que la lectura de este libro
te haga pasar buenos ratos.
Tu mamá”.
Mi hermano mayor
pasaba alguna enfermedad
que no recuerdo
y ella le regaló,
para distraer su convalecencia,
Los tres mosqueteros
de Alejandro Dumas, padre.
No sé si le gustó
ni si apreció nunca el libro.
Seguramente sí.
Pero yo lo codicié
en cuanto lo leí,
como siempre he codiciado
todos los libros
que han derramado sobre mí
su placer.
Los atesoro en mi biblioteca
y me imagino que esperan
con paciencia de viejo amigo
a que algún día, de nuevo,
los lea.