Qué sé yo de tu vida

Qué sé yo de tu vida.
Imagino que te comprendo
que te respeto
que no te daño
pero qué sé yo de los miedos que has sentido
que no se han extinguido con el tiempo
y que se imponen
cuando me asomo
a tu íntimo temblor.

Lo único que puedo hacer
es amarte
sin hacer caso de mi ignorancia de ti
y ser tolerante con lo que no entiendo.

Serenidad

La serenidad del pensamiento
envuelve mi alma
y me prepara.
Oigo el viento
de la buena voluntad
que aleja de mí todos los deseos
y me permite practicar la ecuanimidad
y la mesura.
Toda una vida expuesto
a las exigencias de la gula
se hace evidente
cuando me siento libre de deseos.
Un sereno sol resplandece
y extiende un destello de amor
que transforma el odio y el desprecio
en entendimiento
y ganas de lograr la unidad
con todos los seres sintientes.

Es difícil.
El pensamiento atraviesa el mar
de los errores y las equivocaciones
pero me siento sereno
y con feliz determinación.

Irá creciendo

Irá creciendo
y será fantástico ofrecerle
una vida libre de estrechos prejuicios
hacerle sentir
que merece ser amado
tal como sea
y verlo dar sus propios pasos
impulsados por su propia fe.

Irá creciendo
y será agradable apoyarle
en el camino de la libertad
que es un camino llano
para los que avanzan
sin ser molestados ni importunados
y no se dejan arrastrar
por un cobarde conformismo.

Irá creciendo
y será un placer
acompañar sus pasos
verlo tropezar por una feliz equivocación
y levantarse de nuevo más maduro
libre de obstinación
y abierto a las nuevas posibilidades
que le ofrezca la vida.

Irá creciendo
y será fácil acompañarlo
ejerciendo mi oficio de padre próximo
que cuida pero no salva
hacerle llegar mi amor
ofrecerle la paz de mi espíritu.
Y luego seguirá su camino
mirando hacia adelante.

El niño tiene ya tres años

El niño tiene ya tres años
tres años que han pasado
llenos de historias de amor
a lo pequeño
que se va haciendo grande.
Las olas del tiempo
rompen a sus pies
uno, dos, tres años
y ocurre sencillamente
como si nada.
El niño y el tiempo
caminan hermanados
y yo los miro
como quien ve correr
el agua incansable del presente.

El niño tiene ya tres años
tres años que han pasado
llenos de alegría y de ternura.
El tiempo pasa a chorros
y la aventura continúa.

La vida sigue

La vida sigue.
No le importa quién haya muerto
al tiempo que corre.
Cesa la música de una vida
y todos sus conocidos
y otros que no han de conocerlo jamás
pero que conocen sus escritos y sus discursos
crean silencio por un instante
dando gracias
sintiéndose enriquecidos.

Después la vida sigue
cada cual buscándose a sí mismo
buscando la verdad escondida en su interior
buscando el sentido de su vida
por los caminos de la alegría y el dolor.

La muerte del maestro

La muerte del maestro ha ocurrido.
Oh, cuánta desolación
cuántos quieren llorar
y expresar su tristeza
al mismo tiempo
cuántos expresan su duelo
con la música que él amaba
(el bolero de Ravel suena de fondo
ahora que ya se ha ido)
para cuántos su afán de buscar la verdad
ha sido un ejemplo.

No es hora de engrandecer
ni idealizar al maestro
es la hora de aceptar su muerte
y reconocer su entusiasmo por la vida
no es hora del desánimo
sino de dar testimonio
no con nuestras palabras
sino con nuestros actos
de tantas cosas que enseñó
este ser irrepetible
que ahora ya descansa.