jueves, 29 de diciembre de 2011

Mañana será otro día


A veces no hace falta
sentirse muy feliz.
Basta con sentirse a gusto.
Basta con saber
que mañana será otro día,
seguramente mejor.
Y si no es así,
basta con aceptar
la vida
tal como llega.
Basta con descubrir
que hasta en la tristeza
se puede ser feliz.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Receta para pasar una feliz Navidad


Coge algunos libros:
unos cuentos de Carver,
Chejov, Maupassant o Poe...
alguna novela de Murakami,
Almudena Grandes, Lorenzo Silva,
John Irving, Somerset Maugham...
y alguna obra de teatro de Miller,
Tennessee Williams,
Alonso de Santos, Lorca o,
porqué no, Shakespeare.
No olvides también algo de poesía:
Whitman, José Watanabe,
Ángel González, Gil de Biedma...
Busca una casa de campo con chimenea
y enciéndela con una buena provisión de leña.
Acompáñate de un gato de pelo sedoso
de los que se dejan acariciar durante horas
mientras ronronean.
Añade un sofá muy cómodo.
Ten a mano un buen vino,
que sea, por lo menos, reserva,
aunque lo mejor es un gran reserva.
Combínalo con algo de comer que te guste
y que no haya que cocinar previamente,
como un paté de foie
o un jamón ibérico pata negra.
Mézclalo todo con buena música.
Y sobre todo,
no olvides desconectar la televisión,
el ordenador, y muy especialmente
el teléfono móvil.
Relájate y....
¡¡¡disfruta de una feliz Navidad!!!

viernes, 16 de diciembre de 2011

Belleza triste


Invierno.
Un día frío de lluvia.
Tras las ventanas,
el parque:
cipreses, arces,
chopos, olmos
y árboles del amor,
ya sin hojas,
paseos solitarios,
húmedos bancos
y una fuente
con cuatro surtidores.
Triste belleza
que inunda el alma
y me empuja
delicadamente
hacia la plenitud.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El mensaje del vino


Descorcho la botella
y mientras lo sirvo en la copa,
la voz extraña del vino
me trae tu memoria.
Te recuerdo
bebiendo en tu vaso,
saboreándolo sencillamente,
sin mirar su color,
sin movimientos circulares
que hiciesen aflorar sus aromas,
ajeno a sus orígenes,
acompañando sin más
el sabor de la comida.
Te recuerdo
bebiéndolo despacio
como quien roba
un poco de placer a la vida.

Con la copa suspendida en el aire
me concentro un instante
en el mensaje del vino
que trae adherida
la añoranza de mi padre.