sábado, 22 de septiembre de 2012

Cien años


¡Nada menos que cien años!
Su vida se ha convertido
en una hazaña.
Vivir
hasta que se le acaben las fuerzas.
Y ya se hace duro.
Parece que el día
del eterno descanso
no llegara nunca.
¡Mira que es difícil morirse!
Cuesta sudor y lágrimas.

Oye mal,
ve mal,
ya no puede leer,
y después de una semana de hospital
no puede ni caminar hasta el cuarto de baño,
ella que siempre se negó
a usar una silla de ruedas.
Y solo quiere dormir,
que no la despierte nadie.
Dormir, dormir, dormir.

Llora en la cama,
llora
hecha un mar de lágrimas.
Y se tapa la cara
porque no quiere que la vean llorando.
Todo el cariño inmenso de sus nietos
no es suficiente para consolarla.
Y su corazón sigue latiendo,
siempre con su ritmo
monótono y pertinaz.



4 comentarios:

  1. Juan, fuerte y tierno al mismo tiempo. Gracias.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. QUERIDO JUAN...UN POEMA VALIENTE, REALISTA Y CONMOVEDOR...ABRAZO AMIGO. EL ENCUENTRO EN BAIRES, YA ES PARTE DE NUESTRA HISTORIA COMUN. AFECTOS A TI Y A JEZA.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Ana y Gustavo, mis queridos amigos.

    ResponderEliminar