Maravillosas, gloriosas, reverenciables palabras.
Suenan, resuenan por los siglos de los siglos.
La palabra bondad y su sonrisa,
la palabra amigo y sus buenos tiempos,
la palabra amor y su miedo de la ausencia.
Frente al tirano
voces unánimes gritan la palabra libertad.
Las palabras te quiero tanto
escapan de puntillas de mi boca
con su aroma dulce.
La palabra primavera, con sus almendros y ciruelos,
la palabra corazón con sus latidos,
la palabra poesía con su sutil textura.
Pronuncio la palabra vida
y la vida, sin duda, cobra sentido.
Cuando echo vaho en un espejo
me alegra que surjan las palabras.
A veces no encuentro la palabra
pero sé que existe
y que ella me encontrará a mí.
