
Estoy cansado de las cosas
que pasan
sin darme cuenta,
sin percatarme.
Ocurre una y otra vez:
los mismos patrones de conducta,
las mismas equivocaciones,
las mismas situaciones
que se repiten.
Por ejemplo,
estamos sentados en un restaurante
charlando,
después de haber cenado bien.
Hablamos de cualquier cosa,
da igual,
de su compañera de trabajo
con la que no se entiende,
de su jefe, que no para
de interrumpirla,
de lo que ha comido
o dejado de comer.
En lo fundamental,
como la política,
la educación, la literatura,
o la forma de disfrutar de la vida,
estamos de acuerdo.
Pero, de pronto,
por lo más insignificante,
estalla una discusión.
No tengo ni idea
de por qué estamos discutiendo
realmente.
Seguimos un rato,
acalorándonos.
Al final llega el enfado
y después, el silencio.
¡Mierda!
Estoy cansado de las cosas
que pasan sin saber por qué.