Amo la paz del amanecer
cuando el nuevo día
comienza a abrirse.
Se diría que el cielo está deseoso
de derramar sobre mí
su luz purificadora
o como si emergiese la energía de la tierra
que dormía en la noche
y fluyera como un río
a través de mi cuerpo.
Amo la paz del amanecer
cuando ningún ruido
me impide escuchar mi corazón
que al compás
se llena de gozo.

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