Cierro los ojos,
atento
al funcionamiento
de mi cuerpo.
Si hay alguna molestia
aquí o allá
él sabe
mejor que yo
lo que necesita
para sentirse bien.
Confío en su buen funcionamiento,
así como confío
en que no va a dejar
de respirar,
ni mi sangre va a dejar
de circular.
Mi cuerpo se cuida
a sí mismo.
Sabe cómo curarse
cuando hace falta.
Cada una de sus células
sabe cuál es su trabajo.
Mi mente
observa la vida
que se extiende,
adecuadamente,
por todos los confines
del universo
de mi cuerpo.
BEAS DE GRANADA
Hace 1 hora