martes, 27 de agosto de 2013

El sueño


Esta noche he soñado contigo.
Estamos sentados en una hermosa noche de verano.
En la bóveda celeste resplandecen las estrellas.
Tú estás recostada en mis brazos.
Un sentimiento profundo,
más poderoso que el tiempo y la distancia,
calienta nuestros corazones.
Aún todo es posible.
Yo me atrevo a decirte cuánto me gustas.
Tú no dices nada,
pero de tu cuerpo estremecido
brota un murmullo de placer.
Alguien toca un instrumento,
quizá una guitarra, quizá un violín.
El instante es demasiado delicioso para saberlo.
Entonces, sin que el miedo ni la culpa nos importunen,
la noche nos acoge para siempre,
una noche eterna y universal,
una noche que no termina nunca
y que nosotros no abandonamos jamás.


2 comentarios:

  1. ¡Ay, Juan, cómo no volver a enamorarse con este poema! ¡Se lo voy a mandar a mi marido para que me lo lea en el oído! Muy bello.

    ResponderEliminar
  2. No has podido ser más certera: "cómo no volver a enamorarse con este poema". Me encanta tu intuición.
    Una sonrisa radiante, querida Ana.

    ResponderEliminar