El amor es una necesidad.
Por eso, no hace falta
que tenga un final feliz de antemano.
Con todo, ponemos alguna resistencia
por miedo al dolor.
Pero al final
cedemos a su voluntad.
Cuando el amor ordena: escúchame,
no importa que no estés preparado.
Él no promete nada
pero entra en tu pensamiento,
en tu corazón, en tu alma
y se convierte en una necesidad.
Buena producción, Juan: sentida, concreta y reflexiva...
ResponderEliminarAbrazo, amigo.
Gracias, amigo Gustavo.
ResponderEliminarMe siento en buena racha poética.
Un abrazo y una sonrisa.