Jamás volveremos a vivir este momento de nuestras vidas:
el resplandor del sol,
la belleza de los últimos días de verano,
la seducción de las hojas que empiezan a caer lentamente de los árboles
obedeciendo las leyes de la naturaleza.
Todas las cosas andan errantes.
Todo posee un final.
Sin embargo, los que aman
luchando a zarpazos con la realidad
habitan en un mundo espiritual
que alimenta la bondad y la ternura
para toda la eternidad.

No hay comentarios:
Publicar un comentario