lunes, 9 de septiembre de 2013

Júbilo


La felicidad ha llegado a mi corazón
y yo la he acogido.
Con todo, sus buenas intenciones no son eternas.
La felicidad va yendo y viniendo sin dirección.
La existencia es una bendición
aunque está llena de problemas.
El sabio no toma muy en cuenta a la felicidad:
es muy veleta.
No necesita estar constantemente feliz.

Pero yo no pretendo ser sabio
y siento el júbilo
de gozar de los favores de la felicidad.
Transportado por sus alegres alas
asciendo a las alturas
en la vertiginosa corriente del amor.
Quien honra a la felicidad
no teme cabalgar frenéticamente
al borde del precipicio.

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