sábado, 12 de septiembre de 2015

Los innumerables yoes que se revuelven en mí


Dentro de mí habitan innumerables yoes:
el feliz que da las gracias por su existencia
y el resentido que busca con saña venganza
por lo que le han hecho,
el noble que se sacrifica
y el egoísta que siempre exige más,
el inocente que no ve el engaño
y el zorro que no cae en la trampa,
el humilde que se siente imperfecto
y el endiosado que quiere reverencias,
el solidario de izquierdas
que combate el lucro a costa de los oprimidos
y busca la igualdad de todos,
el anarquista que odia el poder
y el elitista que desprecia a la masa,
el sincero y el que engaña,
el social y el autista,
el seguro de sí mismo y el cobarde,
el tierno y el feroz.

Todos se encarnan en mí
en incesante pugna
para ejercer su dominio
y a mí me toca estar a su altura
o sufrir sus estragos,
tolerarlos o aceptarlos.
Admito que soy su amo,
que podría someterlos con adiestramiento,
pero en ocasiones,
a veces indeseables,
se revuelven
y no obedecen órdenes.
Supongo que esto
le puede pasar a cualquiera.

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