jueves, 24 de septiembre de 2015

Otoño


Las hojas han aguardado todo el verano
para liberarse.
Ya no se sienten a gusto
y quieren emigrar
para colmar sus aspiraciones.
Por desgracia,
su viaje termina en el suelo,
donde se habla una lengua
que no pueden entender,
lo que las convierte en extranjeras.
En las aceras de las calles
se vuelven ilegales.
Quedan desamparadas
al azote del viento.
Algunas personas se complacen en pisarlas.
En vano intentan regresar.
Al menos, el árbol
sobrevive a la xenofobia.

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