jueves, 13 de agosto de 2015

La muerte de la única salida


La única salida ha muerto.
Murió entre mis brazos
y heme aquí, perdido
en un complicado laberinto,
sin salida.
Era hermoso asomarse a ella
y ver mis sueños e ilusiones
al alcance de la mano.
Recuerdo que un día
que me sentía desgraciado,
la vi pequeña y sombría
y me pareció extraño.
¿Fue eso una advertencia?
¡Quién sabe!
Ahora, desesperado, me digo
que la he dejado morir
por miedo a la felicidad.
Y me castigo
con remordimientos de conciencia.

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