jueves, 6 de agosto de 2015

La dulzura de la vida


Me imagino que la vida es dulce
por un montón de cosas insignificantes:
la lluvia es dulce,
pasear junto a alguien
que tú has elegido, también,
nada más dulce
que la dulzura de la intimidad;
el silencio parece menos dulce
y sin embargo,
después del estrépito
sabe tan dulce…
la enfermedad no es dulce,
pero sí los cuidados tiernos
de la convalecencia,
hasta una despedida
puede ser un regalo dulce;
dulces rostros pasan a cientos
a lo largo de nuestra vida,
la confidencia de un extraño,
la risa alegre de un niño,
rememorar una antigua pasión,
quedarse sentado y descansar,
escuchar una canción bajo las estrellas
justo antes del amanecer
y después, a la cama,
eso es deliciosamente dulce.

Me imagino
que hay muchas cosas
bastante insignificantes
que hacen dulce la vida,
por ejemplo,
cuando te echas el pelo hacia atrás
y me miras.

3 comentarios:

  1. La enfermedad no es dulce...tal vez, pero cuánta dulzura puede atraer! Qué dulce la bella estrofa! Un saludo, Juan Carlos

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  2. Vacío. Contemplación. Relax. Poesía. Abrazo.

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  3. Gracias, queridos amigos, Mar y Gustavo. Que la poesía os acompañe siempre. Un abrazo.

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