Observo qué hace la vida

Observo qué hace la vida
en los rasgos de mi cara,
cómo ha ido cambiándola
desde la vieja infancia,
cómo dibuja en ella
el paso de los años.
El rostro que tenía a los veinte
ya no existe. Se ha perdido.
No volveré nunca a contemplarlo,
salvo en las fotografías.
Y sin embargo,
me gusta el cambio.
Nunca fue muy hermoso
pero ahora hay más fuerza
y más experiencia.
Alabo lo que ha hecho la edad
y no me importa
lo que está por llegar.

Vida,
toma mi rostro
y haz lo que quieras con él.
Hagas lo que hagas,
gracias por la existencia.
Seguiré fijándome en el proceso,
en qué conviertes mi cara,
sin miedo y, por supuesto,
sin resentimiento.